Ella despidió a su amor. Él partió en un barco en el muelle de San Blás. Él juró que volvería y empapada en llanto ella juró que esperaría. Miles de lunas pasaron y ella siempre estaba en el muelle esperando. Llevaba el mismo vestido y por si él volvería no se fuera a equivocar. Y el tiempo se escurrió y sus ojos se llenaron de amaneceres. Se quedó sola, sola en el olvido.
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